
Desde primeras horas de la mañana muchas personas se desplazaron hasta la explanada de la romería para ir cogiendo sitio y almorzar entre risas, bromas y buen humor.
A la una del mediodía tuvo lugar la misa en honor a San Blas, protector de las gargantas y santo al que los burujoneros y burujoneras ofrecen la romería.




Tras la misa se vendieron las roscas de San Blas, que ayudan a los que las consumen a cuidar su garganta, además de dar gusto al paladar.

Una vez terminados los actos religiosos se comenzó a repartir montados y bebidas en la carpa del Ayuntamiento.


La tarde se empleó en bailar, jugar a las cartas, subir al Pico del Cambrón, bajar por la
Vereda de los Borricos hasta el pantano, tirarse por el
tobogán…, pero sobre todo para pasar una tarde muy amena y agradable.
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